miércoles, 1 de septiembre de 2010

Capítulo III: La reliquia

Si ahora dijese que aquel pequeño artefacto no me sorprendió en absoluto y que tenía previsto el contenido de aquellas vendas rojizas estaría mintiendo como nunca antes lo hice a lo largo de mi longeva existencia. Diminuto y con señales de haber sido parte de una formación mineral mucho mayor, el pequeño cristal irradiaba un aura aparentemente inapreciable e incolora. No estaba tallado, sino fragmentado y en su interior se podína apreciar unas vetas de color añil ligeramente más vivas que el resto de la formación geológica.

-Aproxima tu mano- se apresuró a decir Ruudstri en un vano intento por apaciguar mi estupefacción.
-¡Está helado!- Exclamé con incredulidad.

Me cogió completamente por sorpresa. Sentí una leve corriente de aire frío escurriéndose entre mis dedos como el agua de un arrozal que baja directamente de las cumbres montañosas de una de las sierras de Alderaan. Acto seguido contorsioné mi cuerpo hasta lograr una posición reflexiva colocando la mano justo debajo de la barbilla de manera que me permitiese peinar de vez en cuando mi larga barba canina de no más de un palmo humano de longitud.

Mi rodiano amigo parecía disfrutar satisfactoriamente de la sorprendida expresión de mi rostro y no hacía ningún intento por ocultarlo. Pese a contar con un orificio más parecido a una pequeña trompa que a una boca o unas fauces, se podía apreciar perfectamente cómo su morro circular se entornaba hasta aproximarse a lo más parecido a una sonrisa burlona que un rodiano puede conseguir.

-¡Tchu hu hu hu!- Unas ligeras e inocentes risotadas producto del nerviosismo que a ambos nos embriagaba rompieron la quietud de mi verdoso amigo tras un rato de haber contemplado en silencio mi pose y mi expresión intentando comprender el objeto y desencriptar su procedencia.-Amigo mío, largo tiempo te has de tomar si piensas que este objeto puede ser comprendido sin saber acerca de su procedencia exacta y el por qué.
-¿El por qué?- El último comentario de Ruudsti me dejó un tanto extrañado -No existe un por qué para una formación rocosa de minerales. Simplemente se forman como se forman las nubes o el viento. De manera natural. Aunque he de reconocer -volví a fijar mi mirada en el fragmento- que este pequeño mineral no es algo que haya encontrado anteriormente.
- ¡Tchu hu hu! Para ser alguien que tanto ha viajado no pareces muy versado en esta clase de artefactos, amigo bothan. Este diminuto pedazo de roca perteneció en su día a una cristal que estuvo a punto de terminar con todo lo que hoy conocemos como universo -clavé mi vista en los opacos ojos de mi amigo- Lo que tienes ante ti es un canto comparado con lo que fue en su día este cristal y por lo que pude comprobar hace bastantes años perteneció a un guerrero cuyo eco se extinguió hace milenios más allá del borde exterior, donde se extiende una bruma espacial tan densa y corrupta que ni siquiera la luz de los dos soles de Tatooine la puede atravesar.

Fijé mi mirada en el centro del pequeño fragmento rocoso y conseguí acallar las voces de las preguntas que atravesaban mi mente en ese momento lo suficiente como para lograr sentir el latido de un corazón que no era el mío. Regresé mi mirada a Ruudsti y de nuevo al cristal a la vez que un respingo me puso de nuevo en posición de alerta con las orejas nuevamente erguidas.

-¿Has oído eso?- No daba crédito a lo que acababa de ocurrir y aún menos a la parsimonia de mi amistoso anfitrión.
-Tchuuu ka'...Confieso que la primera vez que lo sentí pensé estar loco pero el cristal parece devolver el eco del latido del corazón que lo observa como si intentase de alguna forma sintonizar con él.
-Infructuosamente, debo añadir.
-Correcto, amigo orejudo. Este cristal no tiene un nombre por el que se le conozca en nuestra cultura o en alguna otra que exista hoy en día, pero cuando lo obtuve se refirieron a él como Hjaarta o Corazón Puro. Términos que me son completamente desconocidos dado el poco contacto que he intentado mantener con esta clase de armas.
-Y su composición -añadí- no es algo que yo haya visto en este cuadrante. Su color, su opacidad, sus aristas y sus filamentos son extrañamente inusuales y vagamente familiares a la vez. ¿Estás seguro de que es un cristal?

Era la segunda vez que Ruudsti se refería al pasado del cristal como "arma" pero eso no hizo que mi interés mermase. Más bien al contrario. Estudié aún más detenidamente la pequeña reliquia con el fin de vislumbrar alguna pesquisa que hubiera escapado con anterioridad a mi agudizado olfato.

-....¡No! -lo había encontrado. Estaba tan a la vista que lo había pasado completamente por alto. Lo que antes se apreciaba como un latido de luz tenue ahora se había expuesto con total claridad. Ruudsti había estado guardando un cristal que hace cientos de años había sido erradicado del uso de cualquier mano o sable láser en esta parte de la galaxia. Esta variedad de cristales se relacionaron directamente con un conocimiento prohibido de las enseñanzas de los adeptos a lo que hoy conocemos como La Fuerza- ¿Cómo es posible que hayas terminado con semejante artefacto enterrado bajo tu suelo y aquí, en Tatooine? ¿Sabes lo que puede suceder si alguien te descubre en posesión de esa cosa? Eso por no mencionar la cantidad de cultos religiosos que andan a la caza de estos artefactos.
-Tchuui! Sosiega tu mente, amigo bothan. Largo tiempo ha que este cristal dejó de ser útil.
-¿Cómo puedes saber algo así? Estas cosas tienen conciencia propia y tientan a todo el que se encuentra cerca -advertí atemorizado a mi conversador, el cuál hizo una leve pausa antes de proseguir.
-Lo sé porque este cristal es especial. Este cristal no fue recogido de una formación rocosa como la mayoría de los que conocemos. Este en particular fue sintetizado a partir de sangre y energía pero de manera natural. Tiene vida propia ya que fue hecho para que se atase a su portador original con un oscuro propósito.
-Ruuulbf! -resoplé- ¿Me estás diciendo que, pese a haber sido sintetizado, es decir, realizado de manera no natural, sigue siendo un cristal emergido de una roca? Eso contradice prácticamente todo lo que conocemos acerca del origen de la vida y la creación de las cosas.
-Mi peludo y curioso amigo. Con el tiempo comprenderás, al igual que yo, que existen algunas cosas que no están atadas a ninguna lógica y, cuando suceden, suceden y punto. Lo único que puedes hacer es comprender dichos hechos. Este cristal fue engendrado con vida pero emergió de una roca y posee un corazón. Me llevó algún tiempo comprenderlo y aún más aprender a escucharlo.
-¿Escucharlo?- Estaba completamente desorientado pero mi hocico no hacía más que proferir preguntas antes de poder reparar siquiera sobre lo que estaba preguntando.
-Ya lo has hecho. Has oído el latido de la gema y ahora te mostraré cómo escucharlo.